15 mayo, 2008

Sueño tardío de verano


Cierro los ojos,

te veo años atrás

mirándome de frente.

Beso el aire que separa nuestras bocas,

veo tus manos en mis caderas,

tu pelo negro,

tus cejas,

veo el imposible

cuando aún no lo era.

Amor, ¿qué me traes ahora?

Cuando ya tapaste ventanas,

cuando el aire sólo se cuela

por debajo de esa puerta

que cerraste a la primavera.

¿Por qué no entonces?

¿Por qué ahora?

Cierro mis ojos,

veo un recuerdo que no fue.

¡Pero te busqué tanto en la nada!

Ojos grandes, boca, pelo,

suspiro de mis errores.

01 mayo, 2008

Reflexiones de un mal día

Todo va bien, la vida transcurre plácidamente, estás en una nube y los días pasan sin darte cuenta, ocupada, haciendo cosas nuevas, construyéndote a ti misma, superando miedos y acechando esquinas que acabas cruzando sin problemas. Todo rueda, casi sin hacer esfuerzo, o sin que el esfuerzo se haga notar, y la primavera llega, y mis seres queridos se encuentran a mi alrededor, y me acerco a nuevas gentes, interesantes, que como yo nos comprometimos en un objetivo hermoso que absorve mis energías. Pero estas energías crecen día a día, y me siento bien, fuerte, e incluso me llegan noticias felices de un definitivo reencuentro. Y de repente, ayer, caigo de la nube, algo malo se cruza en mi camino, una tontería, dicen todos, pero una tontería que de repente me ha hecho sentirme débil y tener miedo. No sé muy bien a qué, pero el miedo es al fin y al cabo desconocimiento. De repente, un insignificante incidente, el verte envuelta en un hecho que no comprendes cómo ha podido pasar, algo a lo que nadie da excesiva importancia, me hace verme pequeña, minúscula, y merma todas mis fuerzas. Supongo que será algo que mañana o pasado se habrá diluido y sólo quedará en mi mente como una desagradable anécdota. De hecho ya está diluyéndose. Pero el objetivo de este escrito es hacer reflexionar acerca de cómo las memeces más tontas, insignificantes desde fuera, pueden influir en el sentir de un ser humano, en su percepción del momento, sin que casi lo pueda describir. Cómo somos circunstancias, cómo todo nos afecta sin que casi nos demos cuenta, y es por esto que a veces nos llegan historias de personas desgraciadas a pesar de que lo tenían todo, ante nuestro asombro: ¿Cómo no podía ser feliz? Cada ser humano es un mundo aislado incluso de sí mismo. No podemos ser felices por mucho que lo queramos, por mucho que los demás digan que tenemos que ser felices, si realmente no lo somos. La felicidad es enteramente subjetiva, e incluso inconsciente.
El haber escrito esto me hace sentir mejor, sonrío, ahora. Me relaja estar al aire libre, escuchando pájaros, aprovechando los últimos rayos de sol. Cada vez se diluye más mi insignificante preocupación. Mañana será un día hermoso.